Diario Palentino / 9 de enero de 1928.
AGUILAR DE CAMPOO
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Fallecimiento sentido
El día cinco del corriente, a las siete de la tarde, falleció en su casa de esta villa, el acaudalado propietario y experto comerciante don Asperino Martínez Rodríguez.
Desde hace tiempo su naturaleza, fuerte como un roble, se veía amenazada por un serio peligro que por fin tuvo triste remate en la fecha indicada.
Don Asperino Martínez regía una casa de comercio que, sin hipérbole, puede decirse que era de las más importantes de una extensa comarca. El radio de acción era inmenso, así como importantísimo el capital que se movía alrededor de su negocio.
Su vida está unida a la historia de Aguilar de Campoo de un modo íntimo, pues este hombre, que era la energía y la actividad misma, intervino en todas nuestras manifestaciones de vida: el comercio, la política, el desarrollo moral y material del pueblo, la banca y cuantas exigencias precisaban el esfuerzo de un hombre luchador e inteligente.
Por sus cualidades, austeridad y talento, supo conquistarse una brillante posición y el respeto de todos los que acudían en busca de consejo y ayuda, que salvase los obstáculos de la vida.
Como comerciante, no obstante ser ya de otros tiempos, tenía un maquillaje moderno que le ponía en contacto con las iniciativas y modo de trabajar más modernos, de un modo inmediato.
Dirigió algunos periódicos locales (entre ellos EL ÁGUILA) y en todo momento estuvo presente en el desenvolvimiento de la vida intelectual de Aguilar. Desempeñó todos los cargos municipales y contribuyó con sus iniciativas al progreso de esta villa. Últimamente desempeñaba el Juzgado municipal, que pocas veces ha funcionado con más regularidad y competencia, debida al talento de don Asperino Martínez y al gran interés que ponía en cuantos asuntos tomaba parte. Su seriedad, talento y competencia, le hacían acreedor a continuar disfrutando ese cargo, para el que se necesita una persona inteligente e independiente como era él, pero los deseos de esta villa, de un modo inexplicable, se vieron defraudados en la última renovación y esto que hubiera sido para él (el pueblo) una gran ventaja por la tranquilidad que le hubiera proporcionado, llegó tarde por lo avanzado de la enfermedad.
Su fallecimiento ha sido generalmente sentido y por la casa mortuoria ha desfilado el pueblo entero para despedir al que fue hombre inteligente y bueno que honró a esta villa. La conducción del cadáver ha constituido una importante manifestación, en la que ha participado toda la comarca acompañándole hasta el cementerio inmenso gentío que recorrió el trayecto cubierto de nieve y hielos y en medio de una temperatura muy baja.
El finado, que no abandonaba el lecho desde hace unos días, murió rodeado de sus familiares y de los amigos que cotidianamente iban a interesarse por su salud. Las circunstancias nos hicieron viajar los días en que se agudizó su enfermedad, y al dolor de su pérdida se une en nosotros el sentimiento de no habernos podido despedir del buen amigo, con quien tantas y tantas veces marchamos juntos por la vida.
Unimos nuestro pesar al de su distinguida esposa doña Florencia Fresno, su hermana doña Teresa y sus hijos nuestros buenos amigos, y demás familia, deseándoles una resignación suficiente para soportar este rudo golpe, que no por esperado, ha de ser para ellos menos sensible.
El Corresponsal.