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Archive for 29 enero 2016

La Casa de Palencia en Madrid

“Victorio Macho”

Conmemoración de los 50 años de su fallecimiento.

 

Cristo_del_Otero_(Palencia)La Casa de Palencia en Madrid acogerá una conferencia sobre la figura de Victorio Macho, que se celebrará el próximo día 5 de Febrero, a las 19:00 horas, y que servirá como acto inaugural de un completo programa de actividades que esta organización desarrollará a lo largo del año 2016 con motivo del 50 aniversario de la muerte del escultor palentino.

Durante el acto, que tendrá lugar en nuestras instalaciones de la calle Bailén, n.º 12, el socio de la Casa Francisco José Rodríguez Velasco, glosará la figura histórica del escultor palentino, y presentará el vídeo documental “Victorio Macho en Palencia“, que hace un recorrido sobre la presencia del escultor en la capital palentina.

Durante este año 2016 la Casa de Palencia conmemorará los 50 años del fallecimiento del insigne escultor Victorio Macho, nacido en Palencia y vinculado vitalmente a Madrid, Toledo, Santander, Perú, Colombia… En la obra de este escultor, destaca la figura de El Cristo del Otero, que abraza la ciudad de Palencia, y a sus pies, acoge la tumba del artista, que falleció en Toledo, en su residencia de Roca Tarpeya, donde hoy se ubica el Museo Victorio Macho.

El conferenciante Francisco José Rodríguez Velasco, es un investigador histórico, y ha estudiado la vida y obra escultórica de Victorio Macho, tanto en su Palencia natal, como en Toledo y Perú.

Este acto servirá para presentar las actividades conmemorativas de los 50 años del fallecimiento del insigne escultor, programadas por la Casa de Palencia, y entre las que destaca un ciclo de conferencias titulado genéricamente “Victorio Macho en sus esculturizados“, en referencia a figuras como Gregorio Marañón, Santiago Ramón y Cajal, Ramón Menéndez Pidal, Benito Pérez Galdós, o Dolores Ibárruri “la Pasionaria”, entre otros.

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El Coche de Burgos

Nacho Martínez

Nacho Martínez

El Coche de Burgos

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Cuando éramos niños, los escasos coches que rodaban por las calles de nuestra villa, Aguilar de Campoo, eran de la casa Ford, aunque también se veían algunos alemanes o franceses. Por lo general eran de color negro azabache, como salidos de la pantalla en la proyección de alguna película de los años 40 ó 50, de las que solíamos ver en los cines «Amor» y «Campoo» mientras nos dábamos un atracón de pipas.

Uno de estos vehículos llamaba poderosamente nuestra atención. Era el coche de Cabañas: un Citroen
Pato. Pato
, de color negro, reluciente, de líneas elegantes. Lástima que su propietario sólo lo sacara del garaje para pasear con la familia en muy contadas ocasiones.

Aquellos vehículos eran sagrados. No los podíamos tocar, ni mucho menos subir a ellos. Sólo algunos afortunados –por lo general hijos de conductores– lo podían hacer por la festividad de San Cristóbal, cuando, alegremente engalanados con flores y ramas de árboles y arbustos, realizaban una procesión por la villa tocando insistentemente sus estruendosas bocinas.

Coche de BurgosPero había en la villa otro coche muy popular. Era grande y verde, y se deslizaba por el asfalto como una oruga gigante. Lo conocíamos como el Coche de Burgos, tomando así el nombre de la ciudad castellana, origen y destino de su ruta diaria. Su punto de llegada y salida en nuestra villa era la plaza, a la altura de Correos, enfrente de la Fonda.

Aquel vehículo, a diferencia de los otros, sí lo podíamos tocar, e incluso, con un poco de suerte, hacer en él un corto recorrido por las calles de la villa. Todo sucedía de un modo entre picaresco y aventurero. Cuando los pasajeros habían ocupado sus asientos en el interior, estando ya sus equipajes debidamente colocados en la azotea de aquella gran oruga, el conductor  ponía en marcha el vehículo e iniciaba el recorrido, que haría campeando por tierras palentinas y burgalesas rumbo a la ciudad del Cid. Dos o tres chavales, ávidos de experiencias, nos colgábamos entonces de la escalerilla trasera –por donde se subían y bajaban los equipajes– para emprender un cortísimo trayecto que concluiría a la altura de la casa de Matías, el Carretero, en la calle Modesto Lafuente.

Debido a un estrechamiento de la calle en aquel punto, el autobús tenía que reducir la marcha para hacer maniobra y pasarAguilar..- C. Modesto Lafuente entre las vigas de las casas que invadían el espacio aéreo de la calzada. Momento que aprovechábamos los intrépidos viajeros para saltar al asfalto, dando así por concluida nuestra aventura automovilística. Sin embargo, no siempre fue todo tan fácil y divertido. Hubo un día en que el habilísimo conductor tomó la curva sin reducir la marcha para hacer la acostumbrada maniobra. Viéndonos sorprendidos entonces por aquella inesperada circunstancia, tuvimos que saltar en marcha so pena de continuar el viaje más allá de nuestros deseos. Un inevitable salto, con trompazo incluido contra el asfalto, nos propinó, además, un rebozado en las boñigas de vacas que tapizaban la calle del erudito periodista Lafuente.

Ni que decir tiene que aquella experiencia nos sirvió de escarmiento y no volvimos a repetirla. A partir de aquel día decidimos no viajar más colgados de las escalerillas del Coche de Burgos, sino en el más humilde y seguro Coche de San Fernando.

Música: “Carros de fuego”

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Aguilar de Campoo

Cae la nieve sobre Santa Cecilia

Fotografía de Mariluz García Aparicio

Cae la nieve

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Juan Martín

El marinero aguilarense que dio la vuelta al mundo

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Uno de los 30 supervivientes que lograron regresar de la expedición de Fernando de Magallanes, junto a Juan Sebastián Elcano y 265 marineros, para dar la vuelta al mundo, fue Juan Martín, natural de Aguilar de Campoo, a quien la Villa tiene dedicada una de sus calles.

 

Magallanes-ElcanoEl 10 de agosto de 1519 al frente de cinco navíos y 265 hombres, Magallanes parte de Sevilla para dar la primera vuelta al mundo. La flota llegó a Brasil en diciembre y al Río de la Plata en enero de 1520, sin encontrar ningún paso hacia el oeste. En el otoño de 1520, al cabo de 27 días y tras superar terribles dificultades, cuatro de los cinco navíos (el quinto se había hundido) atravesaron el estrecho que lleva al mar del Sur (bautizado «Pacífico» por Magallanes). Más tarde otro buque se amotinó y regresó a España. En abril de 1521, tres naves llegaron a Filipinas. Magallanes fue muerto a lanzadas en la isla de Mactán.

El vasco Juan Sebastián Elcano asumió el mando y llegó a las islasReplica de la Nao Victoria Molucas, donde cargó especias. Sólo un barco, la nao Victoria, logró regresar a España. La Trinidad navegaba mal y se quedó en el puerto de Tidore para ser reparada y volver por el Pacífico hasta Panamá.

Elcano atravesó el océano Índico y dando la vuelta a África, evitando los puertos africanos, controlados por los portugueses, completó la primera circunnavegación del globo, al llegar a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522. Finalmente, el 8 de septiembre fue descargada en Sevilla la nave Victoria, la única que regresó.

Azulejo conmemorativo de la 1ª circunnavegacion a la TierraDe los 265 hombres que salieron de España en la flotilla capitaneada por Fernando de Magallanes, a 18 les cupo la suerte y el honor de poder regresar a España, al mando de Elcano.

El aguilarense Juan Martín (supernumerario) se encontraba entre los doce hombres que, retenidos como prisioneros en Cabo Verde, regresaron algunas semanas más tarde a Sevilla, vía Lisboa.

Los cinco sobrevivientes de la Trinidad también completaron la vuelta al mundo, aunque no regresaron a Europa hasta 1525-26.

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Peñalaparte

Paisajes de Aguilar 045

Decir con el lenguaje

En esta paz del corazón alada
descansa el horizonte de Castilla,
y el vuelo de la nube sin orilla
azula mansamente la llanada.

Solas quedan la luz y la mirada
desposando la mutua maravilla
de la tierra caliente y amarilla
y el verdor de la encina sosegada.

¡Decir con el lenguaje la ventura
de nuestra doble infancia, hermano mío,
y escuchar el silencio que te nombra!

La oración escuchar del agua pura,
el susurro fragante del estío
y el ala de los chopos en la sombra.

                                                           Leopoldo Panero

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Paisaje y música

El embalse de Aguilar y la Montaña palentina

Fotografía de Mari Luz García Aparicio

El embalse y la Montaña Palentina

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Preciosa fotografía de nuestra amiga Esther, que podríamos titular:

“Contemplado el atardecer junto al río Pisuerga”

La Cascajera

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